Cuando hablamos de un activo nos referimos a un bien o derecho con un determinado valor y con capacidad de generar ingresos o de ser convertido en dinero.
En este sentido, un activo financiero es un título físico o anotación contable1 emitida por una entidad económica (empresa, banco, institución pública o privada, Estado, Comunidad Autónoma, etc.), en la cual el comprador invierte con el objetivo y derecho de recibir unos ingresos por parte de dicho vendedor en un plazo de tiempo variable, con vencimiento o de duración indefinida.
1 Anotación en cuenta o anotación contable: manera de representar los valores de renta fija y variable en unos registros contables especiales, normalmente informáticos. Su implantación ha supuesto la desaparición de la mayoría de los títulos físicos, permitiendo agilizar y mejorar la seguridad de las transacciones de valores.
Por lo tanto, cuando una entidad busca financiamiento, puede emitir deuda mediante un activo financiero con el objetivo de que un tercero invierta sus ahorros en esa deuda durante un plazo determinado con el fin de obtener rentabilidad.
A diferencia que un activo no financiero2 tangible, el activo financiero no tiene valor físico, es decir, es un contrato, muchas veces registrado en formato digital, de donde se obtiene su valor intrínseco o razonable3, teniendo en cuenta la capacidad de generar flujos de efectivo futuros o la especulación en la apreciación o incremento de valor del activo en un momento futuro, así como su precio4.
2 Activo no financiero: aquel que obtiene su valor de las características que lo definen (propiedades o rasgos) y no del cumplimiento de un acuerdo o contrato. Los activos no financieros se clasifican en tangibles / reales (casa o coche) o no tangibles (patente o derecho de propiedad intelectual de un producto)
3 Valor intrínseco o razonable: cantidad total de dinero que se puede obtener de un activo financiero menos todos los costes asociados a su adquisición y mantenimiento.
4 Precio: valor monetario al que se puede comprar o vender un activo.
Además, sirve para movilizar los recursos de la economía, contribuyendo al crecimiento real de la riqueza, aunque no contribuye a incrementar la riqueza general de un país, ya que no se contabiliza en el Producto Interior Bruto (PIB)
Un activo financiero atraviesa tres etapas. Su emisión o creación, su negociación en los mercados primarios5 y secundarios6 y, en algunos casos, según su naturaleza, su desaparición o extinción.
5 Mercado primario: mercado en el que se crean y negocian por primera vez los títulos de nueva emisión.
6 Mercado secundario: mercado en el que se intercambian (venden y compran) los títulos ya existentes, emitidos en un momento anterior.
Todos los activos financieros tienen en común tres características:
Cada una de estas características puede variar según el tipo de activo financiero. Asimismo, siempre existirá una relación directa entre liquidez, riesgo y rentabilidad, ya que, cuanto más difícil sea convertir un activo financiero en líquido, más riesgo tendrá, pero también un mayor potencial de rentabilidad.
Hay varias maneras de clasificar los activos financieros según sus características:
1. Según el tipo de rentabilidad y el riesgo asociado
2. Según el plazo de vencimiento
Para elegir un activo financiero debes tener en cuenta los siguientes aspectos:
Independientemente de tu elección, es importante diversificar, es decir, adquirir diferentes tipos de activos financieros no correlacionados entre sí, con el fin de reducir el riesgo total de tu cartera de inversión y no sufrir un dealbreaker por una gestión deficiente.