Un intermediario financiero es una persona o compañía que se encarga de mediar entre los clientes que necesitan adquirir fondos prestados y las entidades financieras que prestan dichos fondos con el fin de conseguirles los productos financieros que mejor se adapten a sus necesidades, con unas buenas condiciones de préstamos y a través de una gestión independiente.
A lo largo de los años se ha creído que los bancos son el único intermediario financiero y, aunque sí que son los disponen de mayor liquidez, no son los únicos que existen.
Los tipos de intermediarios financieros se clasifican en:
La función principal de un intermediario es conseguir un determinado producto financiero, con las mejores condiciones económicas y requisitos para su cliente, de tal manera que, aunque este pague por la gestión de intermediación, el resultado conjunto de la operación financiera siga resultando más beneficiosa que habiéndola realizado como particular, sin recurrir al intermediador.
El proceso de intermediación financiera comienza por la necesidad y, a la vez, complicación de adquirir un producto financiero. Un particular o empresa se pone en contacto con una compañía de intermediación financiera y, tras facilitarte una serie de información, un equipo de profesionales estudia, compara y negocia la operación de su cliente tratando de conseguir las mejores condiciones para su producto y determinando, junto con la entidad financiera, si la solicitud es o no viable.
Si no es viable, se le presentan varias alternativas que pueden ayudar a conseguir su objetivo y, en el caso de que sí que sea viable, se solicita información y documentación de carácter más oficial y se comienza un proceso de negociación con las diferentes entidades bancarias con el fin de conseguir las mejores condiciones económicas y requisitos para que el cliente logre su objetivo.
Tal y como hemos indicado, durante los últimos años, se ha comenzado a contratar estos servicios de manera más regular, debido, entre otros factores, a los exigentes requisitos de los bancos para solicitar productos financieros.
Por ese motivo, este servicio se ha reglado a través de la Ley 2/2009, de 31 de marzo, con el objetivo de conseguir garantías y un alto nivel de protección de los consumidores, para asegurar una transparencia total y una competencia leal.
Es por todo esto que se impone a las empresas de intermediación financiera la obligación de inscribirse en los registros públicos y cumplir una serie de requisitos como disponer de una buena solvencia económica y un amplio conocimiento del sector financiero.
Justo por el hecho de que las empresas de intermediación financiera están regladas y tienen la obligación de inscribirse en los registros públicos, estas tienen más posibilidades y beneficios que si un cliente va de manera individual a solicitar un producto financiero al banco.
Por ese motivo, a continuación, enumeramos algunas de las muchas ventajas de acudir a una empresa de intermediación financiera:
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