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Intereses bancarios: Todo lo que necesitas saber

Cuando solicitamos dinero al banco o contratamos un producto financiero, debemos tener en cuenta que, cuando devolvamos el capital que nos han prestado, devolveremos una cantidad superior. Esta cantidad se denomina interés. 

Conocer este concepto es fundamental a la hora de realizar cualquier operación financiera. Por ese motivo, a continuación, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre qué son los intereses bancarios y los tipos que existen. 

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marzo 26, 2024
Intereses bancarios: Todo lo que necesitas saber

¿Qué es un interés?

Un interés o, más conocido como tipo de interés o tasa de interés, es el precio oficial del dinero.  Es decir, el precio que pagamos a una entidad financiera por prestarnos una determinada cantidad de dinero durante un periodo de tiempo.

Su valor siempre se expresa en porcentaje y, generalmente, en términos anuales.

El interés depende del tiempo y de la cantidad de dinero sobre el que se va a aplicar. Es decir, pagarás más si el plazo de tiempo es más amplio o si la cantidad prestada es mayor y, cuanto mayor sea el interés, mayor será la cantidad que la entidad recibirá por haber prestado el capital.

Los intereses indican tanto el coste de pedir dinero prestado a las entidades financieras como la rentabilidad que nos ofrecen los productos de ahorro o inversión. Por lo que, aunque en este artículo nos centramos en el tipo de interés que se debe pagar por pedir dinero, el interés también puede ser el porcentaje que te abona la entidad financiera por depositar tu dinero en sus reservas. 

 

¿Por qué se aplica un tipo de interés?

Cuando solicitamos prestada cierta cantidad de dinero, la entidad bancaria deja de disponer de esa cantidad hasta que la devolvemos. Este dinero que nos prestan estaba generando un rendimiento a la entidad financiera, por lo que, al prestarlo, pierde la capacidad de rentabilizarlo.

Asimismo, el dinero pierde valor con el tiempo, puesto que los precios de los bienes y servicios se incrementan y se pierde poder adquisitivo.

Por otro lado, las entidades financieras acarrean un cierto riesgo de devolución del dinero prestado, que tiene que ver con la liquidez, la inflación o el riesgo de crédito. Además, cuanto más amplio sea el plazo de devolución, mayor será la probabilidad de que se materialicen estos riesgos.

Por ese motivo, las entidades bancarias exigen una contraprestación económica por renunciar a la liquidez, por compensar la inflación y por asumir el riesgo de impago. Esta contraprestación económica son los intereses. 

 

¿Quién establece los tipos de interés?

En la zona euro, el Banco Central Europeo (BCE) es el organismo que se encarga de regular los tipos de interés. El tipo de interés se basa en la ley de la oferta y la demanda, por lo tanto, constituye el tipo de interés oficial o también llamado tipo de interés de referencia, que es el precio oficial del dinero para las operaciones interbancarias. Es decir, marca lo que los bancos han de pagar por obtener su liquidez.

Además, el BCE tiene la responsabilidad de mantener la estabilidad de precios para preservar el valor del euro, es decir, controlar la inflación anual en torno a un 2 %, sin llegar a esta tasa, inyectando dinero y haciendo que los tipos de intereses sigan siendo razonables.

Por otro lado, dicta la política monetaria común y, periódicamente, marca unos tipos de interés de referencia, que son los que sirven de base para todos los contratos financieros.

A partir del tipo de interés oficial, se calcula el interés que se aplica en las operaciones entre entidades bancarias.

Este tipo de interés es conocido como Euríbor y es el tipo europeo de oferta interbancaria que señala el precio al que las entidades bancarias de la Eurozona se prestan el dinero entre ellas.

Esta práctica es muy habitual, ya que suele tener grandes ventajas con respecto a financiarse por parte del Banco Central Europeo.

El valor del Euríbor cambia diariamente y se calcula a partir del tipo de interés oficial o de referencia más un pequeño diferencial, el cual se establece en función de la solvencia de los bancos, la confianza que se tengan entre ellos y las condiciones económicas.

Por lo tanto, si el tipo de interés de referencia del BCE es el precio al que este presta dinero a los bancos, el Euríbor es el precio al que estos se lo prestan entre sí. Por ese motivo, el tipo de interés oficial tiene un peso específico en este tipo de interés, aunque la propia demanda del mercado puede alterar su resultado. Por eso, el Euríbor puede subir, aunque los tipos de interés estén bajos. De hecho, normalmente el Euríbor suele estar por encima de los tipos del BCE cuando se cree que estos van a subir, y por debajo cuando se estima que van a bajar o mantenerse estables.

 

¿Cómo se calcula el tipo de interés?

Entre 6 y 10 veces al año, las autoridades monetarias se reúnen e informan de los cambios en los tipos de interés oficiales. Esto no quiere decir, que tengan lugar tantos cambios en los tipos de interés.

Si el BCE observa que la inflación se dispara, subirá los tipos de interés oficiales, lo cual supondrá que cobre más dinero a los bancos. Esto dará como resultado que el crédito se reduzca, se enfríe la economía y la inflación tienda a bajar.

En caso contrario, si la inflación baja más de lo previsto, entrando en riesgo de deflación, es necesario fomentar la actividad económica. En este caso, el BCE deberá bajar los tipos de interés, para que los bancos comerciales puedan solicitar dinero a un menor coste, con el fin de que lo presten a particulares y empresas con menores tasas de interés, se produzca una inyección monetaria y se reactive la economía. En este caso, la inflación volvería a subir.

Por lo tanto, la inflación marca los tipos de interés oficiales que imponen los bancos centrales.

Asimismo, las entidades financieras tienen libertad para decidir sus tipos de interés, a partir del tipo de interés oficial, por lo que tienen en cuenta una serie de factores para fijarlos, además del propio comportamiento de los mercados a través de la oferta y la demanda.

  • Tipo de operación: cada clase de operación tiene un tipo de interés.
  • Plazo: por norma general, cuanto mayor sea el plazo, menor será el tipo de interés.
  • Perfil del cliente: las entidades bancarias miden tu solvencia a través de tu nómina, el tipo de contrato laboral y otras deudas que puedas tener, además de tu historial crediticio. Cuanto mejor sea tu perfil, más dinero podrás pedir y en mejores condiciones, normalmente.

En general, debes tener en mente que, a mayor riesgo, mayor tipo de interés aplica el banco.  

Aunque las entidades bancarias tengan libertad para decidir sus tipos de interés, también tienen la obligación de informar, a efectos estadísticos, al Banco de España, de los tipos de interés que se aplican a diversos tipos de operaciones. 

 

¿Qué tipos de intereses existen?

Los intereses pueden dividirse en dos grandes clasificaciones:

1. Interés remuneratorio: es el interés que se paga por la cesión de capital, el cual está pactado por ambas partes.

Este interés puede:

  • Interés fijo: se mantiene constante durante toda la duración del producto financiero. Por lo tanto, es independiente del tipo de interés oficial del mercado, es decir, que, si este sube, no nos veríamos perjudicados, pero si baja, tampoco nos beneficiaríamos. 

    Se calcula con el promedio de las tasas de interés de los meses anteriores y, por lo general, su plazo de amortización es de entre 12 y 15 años.

  • Interés variable: va cambiando a lo largo de la duración del producto financiero. Es decir, se actualiza normalmente cada dos meses y varía en función del tipo de interés oficial.  Si baja, nos veríamos beneficiados y, si sube, perjudicados. No obstante, se establece un rango dentro del cual oscila este interés de referencia.

    En este caso, el interés variable viene dado por la suma de un índice de referencia y un margen diferencial, normalmente constante, y su plazo de amortización puede ser más extenso que el de interés fijo.

  • Interés mixto: es una combinación de los dos anteriores. Durante el período inicial del producto financiero, el interés se mantiene fijo y luego se convertirá en variable hasta finalizar la operación. Por ese motivo, se elimina la incertidumbre los primeros meses, pero luego se ajusta al mercado a lo largo de su duración.

    Al encontrarnos con una etapa de pago variable debemos tener en cuenta que el valor final puede subir o bajar dependiendo del tipo de interés oficial que se dé en el momento del pago.

 

Para calcular estos tipos de interés se utilizan dos indicadores:

  • Interés simple:  se genera sobre el capital invertido al principio, sin añadir los intereses resultantes de los periodos anteriores, sino que el tipo de interés se calcula únicamente sobre el capital inicial de la operación, por lo que el resultado siempre es el mismo. Los intereses simples se derivan solo del préstamo original, denominado principal.

  • Interés compuesto: se añade al capital inicial el interés liquidado en cada periodo para calcular el nuevo tipo de interés para el siguiente periodo.

 

Y dos variables, que se tratan de conceptos oficiales establecidos por el Banco de España:

  • Tipo de Interés Nominal (TIN): es un porcentaje fijo que la entidad financiera cobra por prestar el dinero, pero no incluye las comisiones y gastos que te aplican por prestártelo. Es decir, indica el dinero que hay que pagar en concepto de intereses, por lo que no es el valor final.

    Por lo tanto, el TIN incluye tanto el tipo de interés real como la tasa de inflación, ya que el tipo de interés real es la rentabilidad nominal o tipo de interés nominal de un activo, descontando la pérdida de valor del dinero a causa de la inflación y su valor se obtiene restando la tasa de inflación al tipo de interés nominal.

    Por ese motivo, para que a la entidad bancaria le salga a cuenta la operación, el TIN debe ser alto y la inflación muy baja o inexistente.

  • Tasa Anual Equivalente o Tasa Anual Efectiva (TAE): está compuesta por el TIN, la frecuencia de los pagos, las comisiones bancarias y algunos gastos asociados a la operación. Por lo tanto, es el porcentaje más representativo de una financiación, ya que da una información real sobre el valor total a pagar.

    La TAE es, en definitiva, la cantidad que pagas al banco por dejarte el dinero, más los gastos que te cobra, teniendo en cuenta el tiempo que tardarás en devolver el préstamo.

    La TAE es un tipo de interés oficial que expresa la rentabilidad final de una inversión. Por lo tanto, es la expresión anual del interés nominal dependiendo de la periodicidad con que este último se pague e implica reinversión o capitalización de intereses.

 

2. Interés moratorio, de mora o de demora: es un interés variable que surge como una penalización por el incumplimiento de los pagos pactados.

La función de este tipo de interés es incentivar a que el deudor no incumpla su deber. Por esta razón, son especialmente altos, ya que conforman un aviso de las consecuencias de no pagar. No obstante, pueden pactarse entre ambas partes para evitar que sean tan abusivos.

Además, en España existen los Presupuestos Generales del Estado que establecen el denominado “interés legal”, un tipo de interés establecido anualmente en el Boletín Oficial del Estado y utilizado como referencia para calcular los intereses de mora. De hecho, en el caso de que no haya unos intereses de mora pactados con anterioridad, se aplica este tipo de interés.

 

Estos tipos de intereses se aplican según el producto bancario que se contrate:

  1. Tipos de interés de una hipoteca

    El tipo de interés en una hipoteca puede ser fijo, mixto o variable. 

    Este último es el más habitual y es el que se emplea para más del 56 % de las hipotecas. En las hipotecas a tipo de interés variable, el euríbor es la referencia más utilizada y su evolución depende de la evolución del tipo de interés oficial del BCE.

    Elegir una de estas tres opciones marcará el interés a pagar, pero no la forma de devolver el dinero. Esto depende del sistema de amortización, otro de los elementos clave en un préstamo hipotecario.

    Además, en el caso de las hipotecas hay que fijarse en el TIN y la TAE para comparar hipotecas. Asimismo, esto solamente tiene sentido en las hipotecas fijas. En las hipotecas mixtas o variables, fijarse en la TAE no es útil.


  2. Tipos de interés en un préstamo o crédito personal

    En el caso de los préstamos, también nos debemos fijar en el TIN y en la TAE.


  3. Tipos de interés en una tarjeta de crédito

    Las tarjetas de crédito tienen un tipo de interés fijo, aunque las entidades bancarias pueden reservarse la posibilidad de cambiarlo, en cuyo caso deberá informarte de manera individualizada con una antelación mínima de dos meses.

    Asimismo, los principales tipos de interés de las tarjetas de crédito, según este organismo, son el de los saldos excedidos, que se aplica cuando se sobrepasa el límite de crédito y el de demora, que se aplica cuando se deja de pagar al no haber saldo suficiente en la cuenta. Este último, además, suele ser muy superior al de los intereses ordinarios.

 

Comprender el concepto de “interés” posibilita ser más autónomo con tus finanzas y comparar las condiciones de cada banco para saber si los tipos de intereses que te ofrecen son adecuados o no para lo que necesitas.

En Oxperta Capital ofrecemos soluciones de asesoramiento financiero para ayudarte a hacer todo este trabajo de una manera más sencilla para conseguir el producto financiero que requieras.

 

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